Géminis Oñate
A los 27 años el mundo parece algo demasiado grande, la vida misma algunas veces es sorprendentemente extenuante para poder incluso ahora comprender los cómo de Dios algunas veces. Ahora es cuando me he puesto a pensar en qué era de mi vida a los 17 años, luego de dos años en el Camino, intentando encontrar lo que muchos de nosotros nos cuestionamos significativamente: ¿Cuál es mi propósito? ¿Para qué Dios me dio la vida?
Esas dos preguntan redundaron en mi mente y corazón desde que empecé a tener más conciencia de la vida. Era una niña que le gustaba cuestionarse todo, me gustaba poder comprender lo que me rodeaba. Ese interés me sumergió en la intensa búsqueda de querer comprender el plan de Dios para mi vida cuando lo conocí. Fue cuando me encontré con Romanos 10:14-18. Luego de algunos meses orando por hallar alguna respuesta.
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra sus palabras.
¿Cómo? Esa es la pregunta más interesante a responder. Fue en ese instante en el que supe a lo que Dios me estaba llamando.
Es cierto, que todos somos llamados a predicar el Evangelio. Sin embargo, de un momento a otro yo había logrado escuchar a Dios decirme: ¿Cómo? Y sin duda alguna, supe cómo iba a poner en marcha Su Propósito en mi vida. Los próximos meses, de la manera en la surge algo que uno no sabe cómo empiezan a suceder las cosas, Dios había preparado un lugar para mí a 72 km de mi casa, me levanté la mañana que tenía previsto comenzar, tomé mi mochila y camino a la terminal alrededor de las 05:00 a.m., al llegar al lugar anduve por al menos unas tres horas invitando a los niños en las casas del vecindario, unas semanas antes había pedido prestado un pequeño garaje que tuve que adecuar para enseñar. Por el próximo año, sabía que no tenía presupuesto por que la iglesia local de la que yo era miembro no contaba con los recursos para sustentar la obra, así que sin saber ¿cómo? ¡Avancé!, cada semana tenía el dinero para viajar y comprar los materiales, el resto del año, algunos amigos se enteraron y fueron a apoyarme con la enseñanza, y otros hicieron donaciones. El año finalizó y sabía que Dios me estaba diciendo que allí había acabado mi labor. Culminamos con una fiesta para los cuarenta niños que estuvieron conmigo durante todo el año. Catorce de ellos aceptaron la Verdad del Evangelio ese año.
Sin saber ¿cómo? Mis pies estuvieron dispuestos a anunciar la Paz. Por años, las personas se han estado preguntando ¿Cuál es mi propósito? Yo te responderé. Has estado buscando por tanto tiempo en la intimidad del Padre, pero, ¿por qué aún no tienes respuesta? ¿No has tenido respuesta o solo no quieres “esa respuesta”?
Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7:8 LBLA
1. Hablemos de cuando Dios no responde inmediatamente.
Eso probablemente sea porque no es Su Tiempo, o nosotros no estamos preparados para responder.
2. Preparados o No Calificados
Ciertamente, ese puede ser el mayor de los temores que enfrentamos a la hora de estar deseosos por una repuesta por parte de Dios: ¿Estoy preparado? ¿Estoy calificado? Preparado o no, calificado o no. No es algo debamos suponer bajo nuestros propios estándares, podremos tener un conocimiento vasto en teología, administración de la Iglesia, y demás y aún así sentirnos no calificados para ese “Llamado”, a no ser que sufras de “egocentrismos y vanagloria”, lucharás con la idea de:
—SEÑOR, yo nunca me he distinguido por mi facilidad de palabra —objetó Moisés—. Y esto no es algo que haya comenzado ayer ni anteayer, ni hoy que te diriges a este siervo tuyo. Francamente, me cuesta mucho trabajo hablar. —¿Y quién le puso la boca al hombre? — respondió el SEÑOR—. ¿Acaso no soy yo, el SEÑOR, quien lo hace sordo o mudo, quien le da la vista o se la quita? Anda, ponte en marcha, que yo te ayudaré a hablar y te diré lo que debas decir. Éxodo 4:10-17 NVI.
He estado rodeada de muchas personas que a lo largo de los años que llevan en el Camino, y que aún no han logrado encontrar el ¿cómo? de su propósito, a qué Dios los está llamando, Dios dice: Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen. Salmos 145:18-21.
Nuestro mayor problema no es no conocer los Tiempos de Dios, ni que no estemos o no nos sintamos preparados o calificados para cierta labor, para cumplir el ¿Cómo? Del llamado, nuestro enemigo es ese muro que hemos interpuesto entre Dios y nosotros llamado “Miedo”, tememos constantemente a ser hombres y mujeres radicales, hombres y mujeres que están dispuesto a ir camino hacia un pueblo que cree que Dios no le ama y que se ha olvidado de ellos. Tememos ser tan radicales a la hora de oír la voz de Dios, porque, aunque hemos conocido la Verdad y hemos creído, NO somos radicalmente obedientes para llevar a cabo los ¿Cómo? de Dios.
Cada persona que ha decidido responder radicalmente a los ¿Cómo? de Dios, su Voz ha salido por la Tierra, quizá el llamado que Dios tiene para ti no sea que te conviertas en un Misionero, uno que tendrá que dejar padre y madre, hijos, esposo, esposa para mudarte a otros país o cultura. No obstante, ten por seguro que cada Llamado es fundamental para que las Misiones se lleven a cabo. Después de todo, la Gran Comisión no es otra cosa, sino que la materialización de los ¿Cómo? de Dios para que su Palabra llegue a los fines de la Tierra.
Seamos radicalmente obedientes a los “cómo” de Dios, es seguro que Dios nos revelará a cada uno Su Propósito y nos enviará.
"El propósito de Dios en mi vida es contar la transformación de una persona incompleta a los ojos del mundo en una persona importante y perfecta para Dios.
Saulo
Pinto
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «¡Miren, hago nuevas todas las cosas!». Entonces me dijo: «Escribe esto, porque lo que te digo es verdadero y digno de confianza». Apocalipsis 21:5
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